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«El paseo» de Robert Walser en Kosmopolis

Marc Caellas

09 febrero 2017

A los cien años de la primera edición de la novela El paseo, Kosmopolis homenajea a Robert Walser con una obra de teatro a pie que discurre por tres barrios de Barcelona. Guiados por el actor y poeta Esteban Feune de Colombi, un grupo de paseantes deambula por la ciudad acompañados por el artista Joan Fontcuberta y las escritoras Marta Sanz y Alicia Kopf, que participarán luego en un coloquio junto a Marc Caellas.

elpaseo

Por una vez, sin que sirva de precedente, la contratapa no miente. Las notas de Carl Seelig sobre sus Paseos con Robert Walser no tienen parangón en la historia de la literatura. Durante veinte años, Seelig visita regularmente a Walser en el sanatorio donde este se recluye por su propia voluntad. Las visitas son en realidad paseos por senderos, valles y montañas suizas, paseos en los que, entre silencios y nubes, entre quesos y camareras, entre cervezas y cigarrillos, los lectores vamos descubriendo fascinados la naturaleza más íntima del escritor suizo.

Me he sentido un poco Seelig paseando con el poeta Esteban Feune de Colombi por las calles de Buenos Aires, Bogotá, Montevideo, São Paulo, Terrassa, Barcelona o Madrid. Nuestra propuesta escénica se enmarca quizás en aquello que Reinaldo Laddaga llama un teatro de la aparición, un teatro integrado por figuras esencialmente pasajeras, que aparecen para desaparecer, que se agotan en su manifestación instantánea, y cuyo destino, una vez sus trayectorias canceladas, permanece indescifrable. El espectador pasea con Robert Walser y en ese deambular participa de este teatro de incidentes que aspira a embellecer por un momento la no siempre justamente ponderada vida cotidiana.

«Cuando los artistas no mantienen una relación de tensión con la sociedad, se paralizan con rapidez», le dice una tarde Walser a Seelig. Es evidente que el escritor suizo tuvo tiempo de reflexionar sobre el rol del creador en un mundo en el que todo se valora en cifras. Con un humor fino y mordaz, con unos niveles de autocrítica sorprendentes, Walser construye con El paseo una novela que, más de cien años después de ser escrita, sigue siendo tan reaccionaria como vanguardista, una oda a la libertad personal y a la valentía de no sacrificar la poesía y el lenguaje a los dictados de los mercaderes del templo.

Plantear una obra de teatro para doce espectadores, a media tarde de un día laborable, puede parecer una excentricidad. Justamente ésa es la idea. Ofrecer al improbable lector/espectador un regalo inesperado, una superproducción de bajo presupuesto, una obra de teatro a pie. Porque es divinamente sencillo y antiquísimo ir a pie, suponiendo que zapatos y botas estén en condiciones, suponiendo que tengamos la disposición para estar atentos a mirar nuestro entorno de otra manera, suponiendo que queramos dejarnos llevar.

Caminar es el mejor antídoto moderno contra la prisa: tenemos tanto afán por hacer cosas, por trabajar, por escribir, por acumular dinero, por hacer oír nuestra voz en el silencio burlón de la eternidad, que olvidamos esa cosa de la que aquellas no son sino partes, a saber: nos olvidamos de vivir. Caminar puede ayudarnos a no olvidarlo nunca.

Robert Louis Stevenson

El paseo de Robert Walser | 22-25 marzo

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