Del Ala Oeste de la Casa Blanca a Borgen, de The Wire a The Thick Of It, la ficción televisiva nos ha mostrado durante los últimos veinte años maneras muy diferentes de hacer política y de concebir a los políticos. Malvados, inútiles, carismáticos, inteligentes o utópicos. En la pequeña pantalla cabe tanto la avaricia y la perversión de Frank Underwood (o Francis Urqhart en House of Cards) como la honestidad y el compromiso social de Birgitte Nyborg (Borgen). La democracia está en peligro y así nos lo hacen saber las series de televisión del siglo XXI, ya sea desde la utopía de Aaron Sorkin o el hiperrealismo de David Simon. Un toque de alerta para concienciar, divulgar e indignar al telespectador.
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