En este cambio de siglo se han normalizado la producción y la lectura de novelas gráficas, es decir, de libros que usan la ilustración y el cómic para contar historias con la ambición y la longitud de una novela. Historias tanto ficcionales como autobiográficas o periodísticas. O incluso historias no necesariamente narrativas, sino ensayísticas. Pensar en imágenes, pensar en viñetas, pensar visualmente: el ser humano lo ha hecho siempre, pero ahora la comunidad creativa y la industria editorial coinciden en la importancia de desarrollar el potencial de esos lenguajes mestizos.