Escribir después de Sebald
09 .02 .2015 - Terry Pitts
En este primer ensayo publicado en SEBALDIANA, el historiador del arte Terry Pitts, autor de uno de los principales blogs de referencia acerca de la obra de W.G. Sebald, Vertigo, selecciona a una serie de autores y libros que parecen ofrecer las variaciones más interesantes sobre el legado literario del autor de Austerlitz y Los anillos de Saturno.
[Traducido por Bernat Pujadas Uriach]
De cuando en cuando surge un artista cuya obra ejerce una fuerza gravitacional tan grande que otros que trabajan de un modo similar, o simplemente percibido como similar, son arrastrados dentro de la órbita de esta figura singular y poderosa. W.G. Sebald es uno de esos autores. Incluso antes de su muerte en 2001, otros escritores ya bebían de su amplio repertorio de idiosincrasias literarias y las transformaban en sus respectivos estilos propios. Sin embargo, de repente unos cuantos escritores más –algunos de los cuales nunca habían leído a Sebald– empezaron a ser etiquetados de «sebaldianos» por parte de críticos, editores y lectores de todo el mundo. Son muchas las características que contribuyen al estilo único de prosa de ficción de Sebald: la inclusión de fotografías, frases obstinadamente anticuadas que se alargan durante páginas, un narrador que se asemeja mucho al escritor tanto en lo que se refiere a la biografía como a su temperamento melancólico, la mezcla de múltiples géneros literarios, una fascinación por el caminar, una obsesión con el pasado, una intertextualidad juguetona. Tal vez sea aún más destacable el hecho de que Sebald incorpore todas estas características en sus novelas y sin embargo no parezcan nunca experimentales. Todo lo contrario, su escritura a menudo se percibe como extrañamente pasada de moda.
Para Sebald, la historia trágica de la humanidad era como una retahíla de traumas autoinfligidos, pero fue su condición de alemán lo que hizo que su historia personal y su carácter moral fuesen particularmente puestos a prueba. Nacido en plena Segunda Guerra Mundial, hijo de un padre que sirvió como soldado alemán en Polonia, Sebald se dio cuenta de que su creciente indignación moral hacia la generación de sus padres le requería encontrar un camino de retorno a través de la culpa, el engaño y la negación de la posguerra para obtener algún tipo de restitución por este pasado. Es esta particular misión histórica lo que a menudo distingue a Sebald de otros autores con los que podría compartir ciertos rasgos literarios.
Pero antes de fijarnos en los escritores posteriores a Sebald, debemos rendir un reconocimiento al autor vivo que probablemente proyecta una sombra más grande sobre las novelas de Sebald: el escritor y cineasta alemán Alexander Kluge (nacido en 1932), compatriota suyo. Los influyentes e innovadores libros de Kluge –sobre todo Neue Geschichten: (que se traduce como «Nuevas historias: Cuadernos 1-18: ‘La fantasmagoría del tiempo'»), de 1977– están escritos con una prosa llana, no literaria, que se convierte en un montaje de voces, fotografías, dibujos y mapas que Sebald admiraba y alababa enormemente. La obra de Kluge proporcionó a Sebald una estrategia para afrontar de manera responsable los acontecimientos traumáticos, históricos, que él no había vivido. «El lector puede aprender [de Neue Geschichten] que la implicación personal en el curso de los acontecimientos vividos colectivamente (…) solo se puede condensar con sentido, al menos heurísticamente, mediante las indagaciones históricas analíticas, mediante la referencia a la prehistoria de los acontecimientos, así como a los hechos posteriores hasta el momento actual y a posibles perspectivas futuras.»
Nacido en Gales en 1943, un año antes que Sebald, Iain Sinclair ha escrito una serie de libros desde 1970 que empezaron a adentrarse en territorios sebaldianos años antes de que apareciera el primer volumen de prosa de ficción de Sebald. Al igual que Sebald, tiene una inquietud física y una curiosidad incesantemente inteligente que dota su obra de un alcance enciclopédico. Algunos de sus mejores libros, como Downriver (1991), Lights out for the Territory (1997) y London Orbital (2002), ya sean de ficción, de no-ficción o una combinación de ambas, evocan las repetidas exploraciones a pie de Sebald. Sinclair a menudo deambula por los barrios marginales, perdidos, de Londres y sus alrededores y recupera la historia olvidada de la ciudad antes de que quede cubierta por una capa de asfalto. Pero si Sebald dirigía su mirada hacia la visión más amplia de la historia humana y nuestra relación destructiva con la naturaleza, Sinclair se ocupa más del momento actual y clama contra las políticas sociales equivocadas y la amnesia desbocada del capitalismo excesivamente ávido. Sus libros se ponen del lado de los desamparados, los artistas y los desgraciados, que son la consciencia que remuerde ante la distopía que él ve en la vida moderna. Y si Sebald construía cada uno de sus libros sistemática y pacientemente, disfrazando en todo momento la estructura dentro de un estilo de escritura que parecía no tener objetivo alguno, la escritura de Sinclair emana de una especie de logorrea verbal, en que las palabras y las ideas y los personajes rebosan y se esparcen por la página. Más recientemente, Sinclair, de hecho, ha seguido el rastro de lo que él llama «el culto silencioso a la melancolía dominada» de Sebald escribiendo sobre él (Austerlitz & After: Tracking Sebald) y narrando un documental sobre él en la BBC.
Christoph Ransmayr (nacido en 1964) es otro escritor cuyo libro clave apareció antes de los de Sebald. Su novela de 1984 Die Schrecken des Eises und der Finsternis (editada en castellano con el título Los espantos de los hielos y de las tinieblas), que incluye fotografías y dibujos, explora las búsquedas delirantes de la humanidad para conquistar una Naturaleza caótica y omnipotente. Escribiendo con un estilo que a menudo parece documental, Ransmayr, como Sebald, se enfrenta al hecho de que él solo puede imaginar los rastros del trauma vivido por otros, no puede compartir el trauma de los demás; y nosotros tampoco.
En varias novelas suyas, Sergio Chejfec a menudo escribe sobre «seres insignificantes limitados por un complejo cúmulo de circunstancias». Nacido en Argentina en 1956, ha vivido gran parte de su vida adulta en Venezuela y los Estados Unidos. Sus narradores tienden a ser solitarios reflexivos y observadores a los que les gusta caminar. Pero en otros aspectos, Chejfec representa una filosofía antisebaldiana. A sus narradores no les interesa la historia, ni siquiera en Boca de lobo, en que el secuestro y probable asesinato del amigo del narrador parece que ha sido perpetrado por escuadrones de la muerte del gobierno, y sus libros expresan poca fe en la capacidad de la literatura de servir de testigo o de intentar el tipo de restitución que es tan central en las obras de Sebald. «Uno no escribe para descubrir lo que está oculto, sino para oscurecerlo todavía más», dice el narrador de Boca de lobo.
La novela de 2011 Open City (publicada en castellano con el título Ciudad abierta), de Teju Cole, se comparó inmediatamente con Sebald, a pesar de que el autor prefiere señalar a otros escritores –particularmente a Michael Ondaatje i Gabriel García Márquez– como su fuente de inspiración. Tal como encontramos a menudo en las novelas de Sebald, Ciudad abierta presenta a un solitario vulnerable y observador. Julius, un inmigrante de Nigeria, estudia en Nueva York y deambula por la ciudad a pie y en metro. Vaya donde vaya, no puede evitar ver el pasado –especialmente la funesta historia de la esclavitud en los Estados Unidos– como un trágico palimpsesto por las calles del presente. Repleta de política, historia, literatura y música (sobre todo Mahler), Ciudad abierta es inteligente, elegíaca y profundamente llena de matices. Nacido en los Estados Unidos en 1975, hijo de padres nigerianos, Cole es un agudo y astuto narrador de la mezcla que da forma a la vida contemporánea y comparte con Sebald las sensibilidades intensamente acentuadas del inmigrante. Sin embargo, a diferencia de Sebald, aborda frontalmente temas contemporáneos como la política de los Estados Unidos post-11-S, el islam radical y el África poscolonial.
Permission: A Novel, de S.D. Chrostowska, se compone íntegramente de correos electrónicos escritos a un cineasta no identificado, cosa que no parece muy sebaldiana, pero Chrostowska –como Sebald exiliada y académica que también escribe prosa y poesía– trata de muchas de las cuestiones que encontramos en Sebald, como la literatura, la historia y el holocausto. Permission: A Novel se lee como una serie de ensayos breves llenos de filosofía y de las artes. Chrostowska desafía nuestra convicción de que podemos «conocer» ciertos acontecimientos, sobre todo los que nos pasaron durante nuestra infancia (ella se crió en la Polonia de la época de Solidarność, pero ahora es profesora en Canadá) y los que no hemos vivido personalmente, como el holocausto. De los muchos escritores que han empleado las fotografías en sus obras de ficción, Chrostowska tiene, bajo mi punto de vista, la noción más sofisticada de cómo el texto y las imágenes se complementan y a su vez tienen un funcionamiento bastante diferenciado dentro de la página.
Tres novelas de Micheline Aharonian Marcom (nacida en Arabia Saudí en 1968, hija de padre norteamericano y madre armeno-libanesa) emprenden con imaginación el reto de visualizar los efectos del genocidio armenio sobre sus participantes, sus víctimas y las generaciones subsiguientes. El primero de los libros de Marcom, Three Apples Fell from Heaven (editado en castellano con el título Tres manzanas cayeron del cielo), de 2001, narra la historia del genocidio desde la perspectiva múltiple de los perpetradores, las víctimas y los observadores. En The Daydreaming Boy, de 2004, y Draining the Sea, de 2008, Marcom se centra en las nuevas generaciones, viaja geográficamente al Beirut de los años 60 y al Los Ángeles del presente para fijarse en hombres violentos y misóginos que han heredado la crueldad de aquellos que asesinaron a sus antepasados armenios. La prosa de Marcom es sensual y describe con vivacidad cosas vistas, tocadas, oídas, olidas y probadas como si uno solo pudiese confiar en sus cinco sentidos.
Pero si tuviera que escoger una novela que fuese la más sebaldiana de todas, me decantaría por Mohr: A Novel, de Frederick Reuss, publicada en 2006. Se trata de la biografía ficticia de una persona real –el tío de Reuss, Max Mohr–, un médico y escritor judío, amigo cercano de D.H. Lawrence, que en 1934 abandonó repentinamente a su mujer y su hija en Alemania y se fue a vivir a Shanghái, donde comenzó misteriosamente una nueva vida. Sirviéndose de fotografías en sepia dejadas por Mohr y de una prosa sosegada y lírica, Reuss evoca la región alpina de Alemania donde permanece su familia (que, casualmente, se encontraba a apenas 100 kilómetros de donde Sebald nació y se crió) y la China de adopción mientras van cayendo bruscamente los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial.
Terry Pitts es historiadoR del arte, curador de museos y director de arte. Escribe acerca de fotografía, literatura y arte contemporáneo. Su trabajo está centrado en las formas en que el texto y los materiales visuales se cruzan dentro del arte y literatura. Administra el blog Vértigo, una de las webs de referencia en cuanto al estudio de las influencias del escritor W.G. Sebald en la creación contemporánea.